¿Qué tienen que ver las pantallas con nuestros vínculos?
La persona, social por naturaleza, siembra a lo largo de su vida relaciones y aunque no todas son significativas, sí lo es el modo en que se establecen.
“Neuropsicólogos en favor de una restricción total de uso de dispositivos móviles en secundaria”
Servimedia, (2024) La vanguardia
“Uno de cada cuatro jóvenes se enfrenta a un enemigo sigiloso: la soledad”
Abizanda, A. (2024) La Razón
Estos son algunos titulares de los medios de prensa que alertan constantemente acerca del excesivo uso de pantallas por parte de niños y adolescentes. Sin embargo, más allá de contemplar cifras o las alertas que nos emiten estas noticias, es necesario reflexionar sobre cuál es la relación entre este fenómeno con la forma en que nos estamos relacionando, en especial dentro de la familia y si los padres de familia son conscientes de ello.
La persona, social por naturaleza, siembra a lo largo de su vida relaciones y aunque no todas son significativas, sí lo es el modo en que se establecen. Para que estas se den con naturalidad y de manera sana, es preciso haber desarrollado un apego adecuado. Este se origina durante los primeros años de vida (Bowlby, 1977) entre el cuidador y el niño, resultando significativo para el desarrollo de su seguridad, autonomía, desarrollo emocional y relación con los otros (García, Gutiérrez y Martínez, 2016).
Es muy probable que la forma de relacionarnos como sociedad sea un reflejo de lo que sucede en los hogares, del tipo de vínculos que hoy en día se dan entre los miembros de la familia, principalmente entre padres e hijos. La familia es el espacio privilegiado para aprender a vivir en sociedad y desarrollarse, pero no todos los tipos de vinculo que se forjan en la familia tienen el mismo efecto en el bienestar de las personas y por ende en su función socializadora.
Siguiendo los planteamientos de Bowlby, (1977) y Ainswoth, (1989), el tipo inseguro evitativo se caracteriza por el rechazo del niño hacia su padre o cuidador, el aparente desinterés ante la separación o reencuentro con este y escasa confianza de ser atendido. A su vez, en el tipo de apego inseguro ambivalente los niños reciben de sus cuidadores respuestas contradictorias, generando angustia ante la separación y enojo en el reencuentro. El tipo desorganizado - desorientado, se identifica por un modo de afrontamiento y comportamiento desintegrado, con expresiones de miedo y rigidez debido al maltrato, negligencia o abuso por parte de sus cuidadores (Main, 1995). Finalmente, el tipo de apego seguro muestra la presencia de una figura paterna sensible, que responde de manera asertiva a sus requerimientos.
La evidencia revela que el apego seguro, los vínculos parentales cálidos, la cohesión, entre otros factores, son buenos predictores del adecuado desarrollo de inteligencia emocional y de estilos favorables de afrontamiento que permiten la adaptación de la persona (Páez et al., 2006; Simard, Moss y Pascuzzo, 2011; Milozzi, y Marmo, 2022). El desarrollo de un apego seguro se caracteriza por la expectativa de ser reconfortado, sobre todo en situaciones de peligro y estés; por la autonomía, la capacidad de relacionarse con los demás, además de un adecuado funcionamiento cognitivo, de resolución de problemas y por bajos niveles de distracción. A su vez, este tipo de apego se convierte en un factor protector ante diversas patologías mentales (Galarreta Arribasplata, 2016). Mientras que es el ser insensible ante las necesidades del niño o adolescente, mostrar rechazo o incluso excederse en la sobreprotección tiene un efecto negativo en el niño y en el vínculo con sus padres (Vieira de Almeida, 2016).
Por esta razón, cabe cuestionarse si promover el uso indiscriminado del celular no estará obedeciendo a estos patrones: negligencia o exceso de sobreprotección. Tal vez no hemos caído en cuenta de que dejar a los hijos con alguna pantalla los mantiene tranquilos, pero los priva de generar un contacto real con sus padres, familiares o amigos. Contacto que les ayudará a generar los recursos que le serán útiles para su despliegue personal y social. Fomentar un apego seguro implica estar presente para los hijos brindándoles tiempo de calidad, lo cual no puede darse sin una adecuada cantidad de tiempo, a pesar de que hoy en día este sea un recurso escaso.
Todo ello es imprescindible para poder generar un apego seguro dado que, es un factor de prevención contra el excesivo uso de pantallas (Jimeno et al., 2021), ya que estas parecieran convertirse en un refugio, una distracción o un recurso que llena falsamente los vacíos principalmente afectivos que encuentran los niños desde temprana edad (Milozzi, y Marmo, 2022). Por esto es que a cambio acuden a las recompensas inmediatas que brindan las pantallas, pues a nivel cerebral se activan los mecanismos que llevan a la gratificación instantánea, generando una dinámica de empobrecimiento de habilidades sociocognitivas del niño. Mientras que al haber generado un apego seguro se gana una conexión valiosa, pues la mirada de amor incondicional abre espacios para lograr una educación digital segura(Martín, R., Laguna, P., García, D., Garrido, R., y Gomes-Franco, F., (2022).
Por tanto, son las familias, en especial los padres, quienes tienen la intransferible tarea de educar a sus hijos, ser el modelo sobre el cual se forjarán sus demás vínculos y, por lo tanto, ser responsables de crear el espacio y el tiempo necesarios para vincularse de manera sana con ellos. Esto no se logra con la simple restricción del uso de pantallas, es necesario propiciar toda oportunidad, desde edades tempranas, para que los hijos puedan dar a conocer su mundo interior, dialogar, escuchar y sentirse escuchados, jugar junto a sus padres y que ellos respondan de modo oportuno a sus necesidades, validen sus emociones y generen contacto visual mientras les hablan.
Es así como en el futuro la sociedad contará con más adultos fortalecidos y capaces de establecer relaciones saludables.
Luz de Fátima Córdova Rosas
Maestranda en Ciencias de la Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios Sobre Matrimonio y Familia.
Sección Mexicana – Red de Universidades Anáhuac.
Referencias
Abizanda, A. (8 de febrero de 2024). “Uno de cada cuatro jóvenes lucha contra un enemigo silencioso: la soledad”. La razón. https://www.larazon.es/sociedad/uno-cada-cuatro-jovenes-lucha-enemigo- silencioso-soledad_2024020865c509ec82085c00015952f9.html
Ainswoth, M. (1989). Attachments beyond infancy. American Psychologist, 44(4), 709- 716.
Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affectional bonds: I. An etiology and psychopathology in the light of attachment theory. British Journal of Psychiatry, 130, 201-210. https://www.cambridge.org/core/journals/the- british- journal-of-psychiatry/article/abs/making-and-breaking-of- affectional- bonds/12BE02CC4F59067D79FC64534E36FC5E
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García, S., Gutiérrez, G., y Martínez, N. (2016). Prevención en la relación de apego entre las madres adolescentes y sus hijos en la infancia temprana. PsicoEducativa: reflexiones y propuestas, 2(3), 30-35
Jimeno, Ricarte, Toledano, Mangialavori, Cacioppo, and Ros, (2021), Role of Attachment and Family Functioning in Problematic Smartphone Use in Young Adults. Journal of Family Issues, 1-17
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Servimedia, (2 de febrero de 2024). “Neuropsicólogos abogan por la “restricción total” del uso de dispositivos móviles en Secundaria”. La vanguardia. https://www.lavanguardia.com/sociedad/20240202/9511720/neuropsicolog os-abogan-restriccion-total-dispositivos-moviles-secundaria- agenciaslv20240202.html
Simard, V., Moss, E., & Pascuzzo, K. (2011). Early maladaptative schemas and child and adult attachment: A 15-year longitudinal study. Psychology and Psychotherapy: Theory, Research and Practice, 84(4), 349–366. https://doi.org/10.1111/j.2044-8341.2010.02009.x
Vieira de Almeida, P., (2016). Esquemas desadaptativos tempranos: El papel predictivo de los estilos educativos parentales y de vinculación [Tesis de doctorado, Universidad de Extremadura]. Dehesa Repositorio Institucional. https://dehesa.unex.es:8443/handle/10662/5588